Tributo a un viñedo centenario: Salas
Somos conscientes de que cuidar nuestro entorno es el único camino para proteger los elementos naturales y patrimoniales de nuestro viñedo. Solo así podremos conservar estos tesoros enológicos del pasado y preservarlos para las generaciones venideras.
Es el caso de Salas. Una parcela única marcada por la orografía de la Sierra de Toloño en el municipio de Leza. 2,6 hectáreas de viñedo viejo con cepas centenarias, que, tras varios meses de investigación y documentación con diferentes propietarios y administraciones, podemos señalar que su año de plantación se remonta a 1911.
Estas particularidades junto con el microclima propio que origina la orografía montañosa hacen de Salas una parcela con características singulares y excepcionales para la maduración de la materia prima. Cepas con 113 años de existencia en las que predomina la tempranillo, garnacha y graciano junto con otras plantas de diversas variedades blancas como la viura. Se podría hablar de micro parcelas con identidad propia dentro de un mismo viñedo
Hemos querido homenajear la autenticidad y personalidad de este paraje único que ha desafiado el paso del tiempo. Asesorados por la familia Álvarez, cuarta generación de maestros canteros gallegos, se ha levantado una piedra tallada a mano tributo a una viña centenaria que seguimos cuidando con una viticultura extremadamente respetuosa con el entorno y con los ciclos naturales de la vid.
Recuperación de elementos patrimoniales
Dentro de nuestro compromiso con el paisaje, el entorno y con la riqueza natural y cultural, hemos desarrollado un proyecto de recuperación con el objetivo de poner en valor el patrimonio histórico que encontramos en nuestros viñedos.
En la parcela de Salas los compañeros han trabajado para rehabilitar un antiguo pozo que se ubicaba en mitad del viñedo y que antiguamente se utilizaba para realizar los tratamientos contra las enfermedades del viñedo. Concretamente este pozo recogía el agua de la lluvia donde se echaban las piedras del sulfato de cobre y cuya mezcla se utilizaba para evitar el mildiu en el viñedo. Aunque en la actualidad no tiene este uso, nuestro trabajo ha consistido en levantar de nuevo las piedras de este antiguo pozo como parte de la historia vitícola de Rioja Alavesa.
Posteriormente, el equipo de viticultura, durante tareas de recuperación de la parcela, ha descubierto un segundo pozo y una pared de piedra cuya reconstrucción se está estudiando para acometerla en un futuro cercano. Estas actuaciones, además de permitirnos la rehabilitación de los elementos arquitectónicos, facilita que estos espacios se conviertan en el hogar y refugio de pequeños mamíferos y reptiles, favoreciendo el ecosistema del entorno.