Replantaciones en busca de recuperar la viña vieja

En Aiurri trabajamos en la recuperación de pequeñas parcelas de viña vieja que nacen a los pies de la Sierra de Toloño. Cepas que atesoran un material genético fundamental para el desarrollo de un proyecto de regeneración integral. Sin embargo, el paso del tiempo, la mecanización en las labores agrícolas o las enfermedades del viñedo han influido en la pérdida de algunas plantas.  

En la actualidad, trabajamos en 25 hectáreas de viñedo en propiedad, repartidas en 60 parcelas, de las cuales el 90% fueron plantadas antes de 1980, fecha a partir de la cual hablamos de viñedo antiguo, no solo por la edad del mismo, sino por la diversidad varietal e intravarietal de que dispone. Dentro de estas parcelas contamos con marras (plantas que ya no tienen vida). El número varía en función de las parcelas, pero estimamos que supone entre el 20 –25 % de la superficie productiva. Esto nos ha llevado a iniciar un proceso de replantación en algunas de las parcelas con el objetivo de recuperar y poner en valor este tesoro vitícola. 

Para llevar a cabo estas replantaciones el equipo de viticultura comenzó en julio de 2024 con el mapeo de las fincas, a través de dos métodos: de manera manual y empleando técnicas novedosas de inteligencia artificial con drones, que ha permitido cuantificar la falta de plantas o marras en nuestras parcelas.  

Cinco mil plantas en seis parcelas

Una vez conocida la realidad de la incidencia de marras en las parcelas, se decide llevar a cabo un plan estratégico de replantaciones para las próximas campañas, comenzando este 2025 con las replantaciones en nuestras parcelas, algunas en el marco de un proyecto de investigación CDTI, Revivid, para poder estudiar y evaluar cual es la mejor forma para llevar a cabo estos trabajos.  

El primer paso ha sido eliminar en cada hueco, con ayuda de una pequeña excavadora, los restos de cepas y raíces de las plantas muertas. Paralelamente se han llevado a cabo estudios de suelo de las parcelas que se iban a replantar para conocer la situación de partida que tendrán las nuevas plantas y así poder adecuar las replantaciones y planificar los trabajos posteriores.  

Concretamente se ha llevado a cabo una replantación de 5.000 unidades repartidas en varias parcelas: Uribe viejo, Viejete, Camposalvos, Salas, Guardaviñas y San Andrés, haciendo hincapié al estudio de varios factores para obtener los mejores resultados en el futuro.  

En nuestros viñedos de Uribe viejo y Viejete, hemos llevado a cabo un proceso de reposición de cepas con diferentes tipos de planta para poder evaluar en el futuro cual es el óptimo: portainjerto americano como base para injertar más adelante, con el material de la misma parcela; emplear planta ya injertada en vivero de uno y dos años en campo de enraizamiento. Además, en nuestro viñedo singular Salas hemos aplicado el acodo, una técnica de propagación de planta que consiste en enterrar una parte de un sarmiento de la vid, permitiendo crear una nueva planta conectada a la planta madre. La efectividad de esta técnica está ampliamente comprobada, pero hay factores como el vigor de las plantas vivas o el número de faltas en la parcela, que hacen que no en todos los casos se pueda llevar a cabo.  

Por otro lado, en Camposalvos, hemos planteado un estudio centrado en la mejora del suelo rizosférico. Para ello hemos incorporado diferentes abonos orgánicos como el humus de lombriz, enraizantes naturales, micorrizas y ácidos húmicos, con el objetivo de evaluar que suplemento es más eficaz en las primeras etapas de crecimiento de la planta. Hay que tener en cuenta que es importante ayudar a los nuevos replantes, ya que tendrán que convivir y crecer con plantas que tienen sistemas radiculares muy desarrollados, por lo que hay que tratar de generarles las mejores condiciones en su rizosfera para que puedan prosperar. 

Combatir la Armillaria mellea

Finalmente, en una parcela con afección del hongo Armillaria mellea se ha planteado un estudio para investigar aquellos factores disminuyen la salud del suelo, y por tanto, reducen la probabilidad de éxito en la viabilidad de la reposición de planta de vid. Concretamente, antes de la plantación de las nuevas vides se ha incorporado al suelo paja y corteza de pino en distintas combinaciones, una de ellas inoculada con Trichoderma carraovejensis, un hongo capaz de proteger la vid de las enfermedades de a madera; en otro caso se ha trabajado con un producto líquido testado en otros proyectos de I+D para Armillaria. Se trata de crear un entorno microbiano favorable en la zona radicular que permita el desarrollo saludable de las cepas, incluso en presencia del hongo patógeno, favoreciendo una convivencia sin que perjudique el crecimiento de la vid.  

Las plantaciones se han llevado a cabo de manera manual, inyectando agua a presión que facilita la introducción de las cepas al suelo. Posteriormente, cada planta ha sido protegida con un sistema de estacado con el fin de resguardarla durante las primeras etapas de su desarrollo y asegurar un crecimiento adecuado.  

La mayoría de estas actuaciones se encuentran dentro del proyecto REVIVID, cofinanciado por la Unión Europea y por el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI). 

Ahora, empieza un periodo de seguimiento para evaluar qué métodos son mejores para recuperar el tesoro vitícola que tenemos en Leza.